Katy Fuentes perdió a su padre en la masacre de Pueblo Bello en 1990, cuando paramilitares hicieron desaparecer y asesinaron a 43 campesinos. A los 13 años su vida cambió. Siete años después se convirtió en defensora de los derechos humanos. Hoy lidera las búsquedas de víctimas de desapariciones forzosas en Colombia, donde hay más de 132,000 casos, y recibe apoyo de la ONU en la lucha por la verdad, la justicia y la reparación.